miércoles, 2 de abril de 2014

La enseñanza como vehículo para la sostenibilidad

Qué difícil es salir de la zona de confort, sí, esa en la que cada uno está tan agustito, pero que grandes satisfacciones trae consigo. El problema comienza cuando se sale del caparazón, cuando estás parcialmente formado. Esto es lo que año tras año ocurre con los residentes de primer año en especialidades médicas, los cuales se enfrentan a una audiencia que no perdona fallos. Estos residentes que, blanditos cual algodón, se encuentran de repente atendiendo urgencias, en muchas ocasiones sin la supervisión de un adjunto y no siempre fáciles de resolver. 

La enseñanza de la medicina en España está anticuada y no ha sabido reciclarse. Estamos tan orgullosos de que siga siendo una de las únicas carreras universitarias que aún tiene una duración de 6 años que no nos damos cuenta de que esto no es normal, que no estamos adaptados y que solo se entorpece el proceso de formación óptimo de los futuros profesiones. Pero claro, ¿cómo se van a disminuir algunas asignaturas, o transformar, si muchos de los docentes que las imparten tienen la misma edad que las piedras que forman la misma facultad? ¿ Cuántos de los responsables de algunas materias llevan años alejados de la medicina activa?.




La sostenibilidad del sistema sanitario público empieza por la enseñanza, pero desde hace años la formación práctica tiene poca importancia debido a la baja repercusión en la calificación final, lo que la lleva a un evidente segundo plano, tanto por docentes como por estudiantes. Todos sabemos la cantidad de veces que estas horas lectivas no se cumplen, y la culpa está en la desmotivación de los alumnos y de los profesionales. Si has estudiado medicina, la frase "¿a dónde irán a parar las fichas de médica y quirúrgica?" no te dejará indiferente. Esa es la percepción del alumnado del cual he sido parte, y por ese tiempo no te paras a pensar que esas horas dedicadas al hospital serán fundamentales a la hora de la elección de plaza o en el paso por la puerta de urgencias del primer año. En esos momentos es cuando se habría agradecido una mayor formación práctica, tanto para lograr una adecuada relación médico-enfermo como para la gestión de los recursos disponibles.

Deberíamos ampliar nuestra enseñanza en medicina basada en la evidencia con una carga práctica mucho mayor, y salir del aula abarrotada donde un experto del tema te hable durante 6 horas seguidas.
De esta forma cuando te enfrentases a un enfermo con un problema real y no teórico se tengan más herramientas y, sobre todo, soltura para resolverlo. En muchos hospitales de Andalucía los residentes de primer año tienen toda la carga de la urgencias. Sí, sí, me diréis que hay adjuntos que están al cargo, pero la realidad es que son muchas las veces que el R1 (residente de primer año) se siente solo y tiene que tomar decisiones importantes valiéndose de un "background" que tiembla. 

El problema no está solo en esta falta de preparación, donde la frase "no pasan más cosas porque Dios no quiere" también es muy oída, sino en el aumento del gasto que genera ese no saber hacer. Es normal que si un residente no dispone de una seguridad teórica recurra a la seguridad que aportan las pruebas complementarias. Se estima que un paciente supone un gasto en urgencias entre 100-150 euros, pero esta cifra se dispara si son necesarias más pruebas complementarias. Esta tendencia se ve asentada cuando el residente observa que el adjunto responsable pide más pruebas de las indicadas por los protocolos, por sentirse indefenso o simplemente por no querer discutir con el paciente, que ha leído en tuotromedico.com o tubebeytu.com como se cura lo que ellos tienen.

Con todo esto, deberíamos replantearnos por un lado el tipo de enseñanza que se imparte, la cual está anticuada y no responde a las necesidades actuales de la medicina en el siglo XXI y, por otro, el cambio necesario en la jerarquía de responsabilidad de los residentes en formación en los hospitales en el ámbito de las urgencias. ¿Sería más eficiente que las urgencias fueran atendidas por residentes más mayores, o con una plantilla de médicos de urgencias más amplia? El sistema quizás aumentara un poquito en sostenibilidad, pero claro para eso hay que salir de la zona de confort donde tan agustito se está.



Nuria López
@nunu_l

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